Sunday, October 24, 2010

... a comer pancita, con los agachados, que vengo muy crudo

Así es. Ya nadie me hace de desayunar más que yo y lo peor del caso es que lo mejor que puede pasar después de una noche de farra es degustar un desayunito. Si bien en México me encanta ir por barbacoa dominguera o unos taquitos de suaperro aquí normalmente termino yendo a lo que más se le parezca. Taco Bell es buena opción y normalmente es buena con el bolsillo. Lo cual es fenomenal porque termino medio gastado después de salir, lo malo es que casi siempre me entero hasta el lunes porque eso de traer efectivo es como de los ochentas y de este lado del Rio Bravo es de muy mal gusto.
Hasta en México hacia lo mismo. Se me pasa de voltaje la fiesta y me vuelvo de tarjeta rápida. Una de aquellas veces en Taizz pedí dos cubitas y como ya no podía firmar por mi falta de habilidades motrices le pedí a la Gor que firmara por mí. Fuimos a la barra por dos cubitas y la cuenta acabó con un gran total de 100 pesos, sin embargo me sentí tan agradecido con el barman que sentí la necesidad de dejarle 200 de propina. “Manuel, es neta que le estás dejando 200 pesos de propina por dos cubas” me preguntaba la Gor, “¡Fírmale carajo!” conteste. Esa no fue la única necedad de la noche. Martita y Don Lalo estaban en los brazos de Morfeo cuando llegamos a mi casa gracias a Sebas que nos dio aventón. “Martita nos va hacer unos chilaquilitos ya verás” aseguraba, “¿Es neta que vamos a tu casa?” me decía la Gor incrédula, “¡Vámonos carajo!” contesté.  Esa noche no hubo chilaquiles, Martita no se puso de buenas cuando llegamos. Extrañamente termine con unas moneditas conmemorativas del aniversario de Taizz adentro de mis botitas porque en la fiesta decidí que quería un recuerdito. Lo único que les faltaba es que dijeran “Estas monedas me las robe de Taizz” o “Recuerdo de Taizz”. A la fecha creo que siguen en mi repisa en Cuernavaca y cada vez que las veo me da un ataque de risa.
Hace casi un año que se casó mi prima Mónica en Mérida. Estábamos todos los primos y tuvimos que aplicar el chilangazo. El viernes antes de la boda nos fuimos de juerga. Al final de la noche, después de rentar trio y cerrar el bar del hotel decidimos ir a buscar otro bar en tierras yucatecas. No sé a dónde nos fuimos a meter pero Bernardo concluyó que se estaba poniendo pesado el ambiente en el bar y nos tuvimos que ir. Nos perdimos. Gerardo, que ya traía bastante flama, se la paso diciendo como media hora que teníamos que ir a la calle de las lucecitas mientras caminábamos sin rumbo por Mérida. Ni Bernardo ni yo le creímos y nos burlamos mientras caminábamos. Nos paramos a comer y a lo mejor por otra cerveza. Horas después dimos con el hotel y nos llevamos una gran sorpresa, la calle del hotel tenía lucecitas en la banqueta, Gerardo tenía razón. La mañana siguiente hubo chilaquiles.
Ayer en la noche salimos Carlitos, San y varios amigos más. Después de tres bares regresamos a mi guarida y seguimos la fiesta. A Carlitos se le perdió la chamarra y el teléfono, San puso a buscar a todo mundo en el primer bar por unas pulseras que estaban en su bolsa desde el principio, colamos a más gente de lo permitido en el taxi y hay un video de mi bailando en mi departamento que no me acuerdo cuando pasó. Hoy no hubo chilaquiles y mañana habrá que revisar el recuento de los daños. Tengo dos viajes en puerta: en dos semanas a la boda de Gerardo y en un mes voy a la tierra que me vio nacer, que no es Texcoco aunque eso diga mi pasaporte y acta de nacimiento.  Espero que vaya a haber chilaquiles, los voy a necesitar y no creo que vaya a ser el único.


Aquí les dejo el videito.

2 comments:

  1. es neta que blogueaste de los chilaquiles de martita pregunta la gor!!! jajajaja estas de huevos! sigase preparando los pasos de baile, esos tambien los va a tener que aplicar cuando venga! jajaja!

    ReplyDelete
  2. jajaja manueel dice mi mamá que te sirve el alcohol para eso del bailongo jajaja....

    ReplyDelete