Thursday, September 30, 2010

...todo es Cuautitlán


“Si te pones una jarrotota en el país de caramelo... ¿gomitas?”
Ya voy a cumplir 28 años. ¡28! Pero eso no significa que no haga lo mismo. Cocinar para mis amigos, viendo todas y cada una de las películas en el cine y ahora escribiendo las mismas tarugadas. Últimamente hasta he pasado mis ratos libres jugando Starcraft, el 2 claro está. Las cosas han ido más o menos como lo había planeado. Termine estudiando ingeniería y consiguiendo el trabajo que quería. Nuestras quinielas sobre el estado civil de algunos amigos fueron acertadas (Geli, por fin se inflaron las tortillas que calentabas) y estoy seguro que alguien me debe alguna apuesta al respecto. Y sí, ya sé. No me casé, no tengo perro (ni gato) y no vivo en Europa. Pero ¿a quién le dan pan que llore?, así que basta de pensar en lo que ya pasó y a concentrarse en lo que viene ¡el huateque cumpleañero! Una de esas cosas a las que no le atiné es que no me he comprado una casa y eso va a tener consecuencias. Stacy y Robert, los caseros, no van a estar muy contentos con la fiesta. Los voy a tener que invitar, no vaya a ser que le hablen a la placa. Viven en el departamento de arriba y digamos que hace 2 semanas Stacy abrió la puerta de mi departamento a las 3 de la mañana y gritó: “Manuel!” (nótese que no le puse signo de interrogación al principio porque el grito fue, en las palabras de Tin-Tán, “in inglich”).
La fiesta se puso bastante buena el año pasado y la que viene promete bastante. Con más amigos viviendo cerca y con más de 3 años en el gabacho seguramente vendrá más gente y espero que salga alguna historia que contar. Hace mucho tiempo me encargue de escribir las aventuras que teníamos cuando nos íbamos de viaje. “La vasca misteriosa” contaba la historia de un cuarto de hotel donde alguien había “gomitado” pero nadie se atribuyó aquella marranada. En ese viaje tengo que agradecer a Sebastián y al Greñitas por haberme llevado al cuarto; aunque no les agradezco los cinturonazos que me contaron que recibí. Ramírez, mi compa, se llevó un susto en “El ente maligno” y ni él, ni yo, llegamos a “Piedras” en aquel “Cocoyocaso”. Fue en un cumpleaños cuando nació la leyenda del "Perro víbora" y jugar futból americano a las 6 de la mañana nunca se me va a olvidar. Por lo pronto para el viernes tengo dos botellitas de vino que también cumplirán 28 y dos o tres rompopitos guardados para el sábado. Tan solo esperemos que me acuerde de algo, al menos que alguién me dé de cinturonazos en cuyo caso preferiría olvidar. Al final creo que voy a descubrir si Estados Unidos es en realidad el país de caramelo porque el fin que entra voy a gomitar.